Patrocinadores

Patrocinadores
Agradecemos a todos los patrocinadores y colaboradores su aportacion

domingo, 7 de julio de 2013

A Santiago (por Laura)



 Hace una semana que quedé con mis amigos del No Hay Güevos para tomar unas cañitas para despedir a los que iban a ir a Santiago… y quien me iba a decir a mí que acabaría con una camiseta de María y otra de Miguel y metidos hasta la cabeza en esta gran aventura.

Bueno, pues así comenzamos, llegamos a casa y a preparar maletas para los 4, cuna de viaje incluida…. SE NOS HABÍA IDO LA PINZA!!! Pero algo dentro de mí me decía que iba a ser un gran fin de semana.

A las 8:30 estábamos ya con Hugo y Diego dejando media casa en los bajos del autobús de la Diputación, y ya se notaban los nervios por parte de todo el mundo y más si cabe míos.

Gran carrera la primera, desde la Catedral a San Marcos, además con los carros, para que así participaran mis dos grandes amores. Tal fue la emoción del momento que hasta se nos rompió uno de los carros… Ahí llegamos a San Marcos y dimos paso con un gran pasillo a los primeros relevistas… Luego, despedimos a papá (Edu), se nos marchaba en coche para dar relevo a los que acababan de salir.

Primera parada del autobús, Hospital de Orbigo. Nos vamos corriendo ya a un bar, para dar de desayunar a mis fierecillas, ya que en el autobús el amable del conductor de la Diputación nos tiene tajantemente prohibido consumir bebidas y comidas… ¡Cómo se nota quien es su jefa!

Llegan los coches con los primeros relevistas, todos con una sonrisa de oreja a oreja. Creo que las carreras para prepararlo todo han merecido la pena. Yo súper tranquila, porque como hasta las 19 no me toca dar relevo… ¿Cómo que no? ¡Que sales ya con el siguiente! Hospital-San Justo! Madreee, ya mi cabeza empieza a dar vueltas, que qué calor, que qué nervios, que no conozco a los que van a ser mis compañeros de relevo, que no voy a dar la talla… Al final, llegué a San Justo muy contenta, y desde aquí agradecer a Julen sobre todo y a Antonio, que me supieron llevar a mi ritmo y animar cuando me venía un poco abajo.

Llegamos justo a tiempo para comer a Astorga. Mis niños ya habían comido, bollos preñaos, empanada, magdalenas de canela y vasito de leche…. Todo muy light y con índice glucémico bajo, jeje, si me v¡era mi nutricionista… Cansada, pero muy contenta. Llegan Sacha con Javi y Lisardo.

De Astorga a Ponferrada, los enanos dormidos todo el camino, da más guerra Luismi que los dos míos en sus mejores momentos de juegos y peleas… Alguna foto se pierde por el autobús a la gente que empieza a dar sus primeras cabezadas para digerir el chorizo. Mientras el autobusero nos recuerda por medio del de los coros de Julio Iglesias que hay que ir sentados y con el cinturón abrochado… ¡Qué cansino!

El chorizo, el escaso aire acondicionado y las curvitas del camino, hacen que me pille un mareo de ésos que ni con 12 bricks de Don Simón. Menos mal que mis niños son unos benditos y no dicen ni pio. Parece que me los hubiera dejado en casa.

Llegamos a Villafranca, al albergue, y que risas me eché con las caras de Paloma y Marga cuando vieron las camas elásticas (o literas, como lo quieras llamar…) y se dan cuenta que los

baños son colectivos. Y ya no te cuento lo peleada que estuvo la ducha individual que era la única que en un principio contaba con agua caliente….



Después de que llegara el último coche con los relevistas nos disponemos a subir cuestas asumibles hasta llegar a la iglesia… No nos abrieron la puerta del perdón, pero ni falta que hace, que con lo buenos que somos, no cometemos ningún pecado… Bueno, todos menos Arsenio, que mira que nos salió malote el chico, ¿eh? Jeje,

Cena de macarrones y hamburguesa y nosotros con los dos enanos nos disponemos a retirarnos a dormir, otros prefieren irse a tomar un digestivo, dado que al parecer todavía andaba el chorizo por ahí dando algún ardor.

Noche de ronquidos (alguno) y mañana de dolores de espalda, dado que debo tener alergia a los colchones de espuma. Pero bueno, despertarse y ver tan buen ambiente hace que se te olviden hasta las mayores de las penurias.

Desayuno, intento organizar las maletas y de nuevo al autobús. Esta vez tengo clarísimo el relevo que me toca. Fonfría-Triacastela.

Llegamos al Cebreiro, un frio del demonio, y llegan Lisardo y Javi. Montamos en los coches y paramos cada dos por tres a darles ánimos. Son unas etapas muy duras. A Lisardo se le nota que no va bien, pero él aun así quiere seguir, quiere sacar fuerzas de donde no las hay.

El relevo que hice fue muy cómodo, todo cuesta abajo, y muy bonito, aunque terminamos por carretera porque a Antonio se le fue el pie y se hizo un poco de daño. Es una zona de camino muy bonita pero para andar, correr por ahí es algo peligroso para los tobillos.

Al acabar monto en el coche de César y tras dar apoyo a Juan Carlos con las cuestas, nos dirigimos a Sarria a comer. Cuando llegamos al pabellón vemos un gran revuelo alrededor de Lisardo. Le había dado un bajón de azúcar que como dijo él le hizo ver al demonio por tercera vez. Qué susto. Menos mal que quedó solo en eso: un susto.

Seguimos camino, esta noche la pasamos en Melide, mejores camas, baños separados… jeje, Marga y Paloma más contentas, los alérgicos al polvo menos….

Cena en Ezequiel, pulpito y… carne con patatas. Muy rico todo, aderezado con un ribeiro que hizo que a alguno se le fuera un poco de las manos. Jeje.

Primera vez que Hugo y Diego se ponen guerrerillos, es normal, las 12 de la noche y todavía por ahí danzando. Habrá que irse al albergue a descansar.

Madrugón, desayuno con mantas. Pero, no era verano? Y ya sale el primer relevo. Unos grandes. ¡Vaya ritmo y casi sin dormir!

Me dice Nacho que él se dispone a dar el tercer relevo y que si su tobillo se lo permite dobla en el cuarto… me inclino por salir a correr el tercero porque quiero ir con él, mi maestro, el que me pica… Y al final, tanto me picó que me dio un ataque de asma poco antes de terminar… Jo, ¡qué rabia! Hice parar al grupo y todo por cabezonería mía. Pero ahí se ve el compañerismo, no sólo me esperaron, sino que se pusieron a aplaudirme y a animarme, cosa que hizo que se
me saltaran algunas lágrimas, unas de rabia, otras de alegría, y otras de pena, porque veía que esto se estaba acabando.
Como había tenido estos problemillas decidimos que la etapa de Santiago la corriera Edu, y que yo esperaba con los niños en un sitio para llegar con todos a la plaza del Obradoiro. Mala suerte, que o no era el sitio, o yo me puse tan nerviosa que no fui capaz de esperar y me metí por un camino equivocado. La cuestión es que al final llegué y ya era tarde… ya habían llegado todos… Me perdí la emoción de acabar con todos, con mis compañeros de fatigas de los días anteriores. Ne dio rabia, y me eché a llorar… El cansancio, la pena, la alegría… un cóctel explosivo que quizás hizo que en ese momento no supiera disfrutar de lo que ese momento en realidad se merecía. Pero bueno, dicen que de todo se aprende, ¿no? Y de este Camino he aprendido muchas cosas. Muchas cosas y todas buenas. He conocido mucha gente, gente que merece la pena y que llevaré siempre en mi memoria y mi corazón.

Gracias a todos, y sobre todo a Edu, Hugo y Diego por aguantarme todos los días.



No hay comentarios: